¿Alguna vez te sentiste inspirado y frustrado al mismo tiempo y por la misma persona? ¿A cuántos creadores y creadoras sigues?
Seguro que no soy el único en tu lista.
Ni pretendo serlo.
Yo sigo a muchos. Tal vez demasiados.
Entro a Instagram para distraerme y me encuentro con emprendedores más jóvenes que yo, explicando cómo facturar 100k en cinco simples pasos.
En TwitterX, leo hilos interminables sobre cómo montar un negocio desde cero.
Recibo newsletters de creadores que trabajan desde cualquier parte del mundo.
¡Qué lindo! ¡Qué emocionante! ¡Qué inspirador!
O no…
Lo que para algunos es motivación, para otros puede ser una carga.
La historia del podcaster que triunfa podía llenarme de energía… o hacerme sentir que nunca llegaría ahí, dependiendo de mi estado de ánimo o de lo dura que hubiera sido mi jornada en el call center.
Todos hemos sentido esa mezcla de motivación e inseguridad al ver el éxito de otros.
Busca inspiración. Evita la frustración.
No es que esas historias sean malas, pero puede que no sean las que necesitas ahora.
Si estás aquí, es porque buscas algo.
Y aunque hago lo mejor que puedo, solo tú sabrás si lo que ofrezco es lo que necesitas.
Recuerda: sigue a las personas adecuadas, en el momento adecuado.
Y cuando ya no te aporten… dejalas ir.
Incluso a mí.
Te ofrezco lo mejor que tengo, pero solo tú puedes decidir si es lo que necesitas.
Hoy te invito a revisar a las personas que sigues y preguntarte qué te generan:
¿Te inspiran o te frustran?
Si no te aportan nada, sueltalos.
Enfócate en lo que te sirva para avanzar, para mejorar.
Solo así construirás tu propio camino.
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