Procrastinación: nombre femenino
Acción de procrastinar.
Efecto de procrastinar.
No hay tiempo que perder.
Tenemos que aprovechar cada segundo que permanecemos despiertos para hacer cosas importantes.
Trascendentales.
Nada de andar viendo Netflix o YouTube, a menos que sea para ver documentales, un tutorial o una charla TED con una historia de superación que haga parecer que cada uno de nuestros logros es insignificante.
¿Por qué ver reels de gatitos haciendo desastres o Tik Tok con simpáticas coreografías si podemos seguir a gurús cambia vidas que en apenas un minuto nos dan una lección de finanzas, familia y lifestyle?
¿Twitter o X? Mejor seguir a referentes de nuestro sector, sea cual sea, que en 280 caracteres nos marquen las pautas para convertirnos en personas de éxito.
Si esta es la única newsletter que recibes, ya estás tardando en suscribirte a diez o veinte creadores mucho más capaces que yo que te inundarán la bandeja de entrada con importantes consejos de vida.
¿No tienes tiempo de leerlos?
No te preocupes. Yo tampoco.
Pero, el simple hecho de recibirlos marca una enorme diferencia con el 95% de la población que no se ha suscrito a ninguna newsletter y vive su vida en medio de un océano de la ignorancia.
Salud mental, actividad física, estoicismo, productividad, crianza respetuosa, alimentación saludable, asertividad, salud emocional…
Tanto para aprender y tan poco tiempo.
Hace algunos días, en una charla debate junto a emprendedores de Coruña, hablamos sobre cómo combatir a la procrastinación.
Como siempre, hubo intervenciones muy interesantes y se compartieron ideas más que atractivas para vencer a este mal: Método Pomodoro, Time Blocking, etc, etc, etc…
Tal vez por ser la persona menos emprendedora de todas las que estaban presentes, mi intervención fue la menos inspiradora de todas.
Dura menos de un minuto y puedes verla aquí.
Para resumir mi punto de vista sobre toda esta mierda:
¿Es importante ser una persona productiva?
Por supuesto que sí.
Hace aproximadamente 10 años que lucho, sin éxito, por serlo cada vez más.
Pero también es muy importante saber parar.
Descansar.
Decir ‘hasta acá llegué’.
Si te fijas bien, entre la gran mayoría de tareas que consideramos indispensables a lo largo de nuestro día, muy pocas en realidad lo son.
Y, para ser honestos, si no las hacemos no pasa nada.
El mundo sigue girando igual.
Tómate el día de hoy.
Descansa.
Reflexiona.
Lee un libro.
O, mejor aún, no hagas absolutamente nada.
Mañana será otro día y esa tarea impostergable todavía te estará esperando.
Pero habrás ganado un día de tu vida.
¡Saludos!
Leo
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