- Trabajaba en una fábrica de pastas cuando escuché mi primeros podcasts.
- Trabajaba en una tienda de electrónica cuando comencé a grabar.
- Trabajaba en un call center cuando decidí soltar los frenos y lanzarme de lleno a la creación de contenido.
Lo he contado en varias ocasiones pero mi principal motivación fue estar desesperado.
Desesperado por haber perdido el rumbo de mi vida.
Por ser una víctima de las circunstancias.
Por haber abandonado mi vocación.
Y por no ser feliz a pesar de tener un buen pasar y una familia hermosa.
Grabar mi primer podcast fue como agarrarme una buena borrachera para olvidar penas.
Pero en lugar de pasarme las noches en un bar, las pasaba frente a un micrófono.
120 pesos argentinos
Eso fue lo que me costó mi primer micrófono.
Era de marca Nisuta y lo compré, con descuento, en la misma tienda de electrónica en la que trabajaba.
No tenía computadora por lo que se la tuve que pedir prestada a Pao.
Ella tampoco tenía pero me dejó usar la de su trabajo.
Grabé, edité y publiqué.
Y en ese momento fui feliz.
La bola de nieve se hizo muy grande.
Lo suficiente como para que hoy esté escribiendo esto.
Y que vos lo estés leyendo.
Este email, los anteriores, los que vengan después y todos los podcasts que publiqué y publicaré son fruto de una sola cosa: la desesperación por retomar el control de mi vida.
Tu podcast también puede serlo.
O puede ser cualquier otra cosa:
- Un pasatiempo
- Un canal de comunicación
- Una red de networking
- La posibilidad de enseñar
- La oportunidad de aprender
- Y cualquier otra cosa que se te ocurra.
No importa lo que sea.
Lo que importa es que lo sea de una vez por todas.
Graba
Edíta
Publica
Y deja que el mundo te sorprenda.
Nunca sabes lo que puede pasar mañana.
¡Sigue creando!
Saludos, Leo